Me había decepcionado bastante el hecho de que mi fatalismo
y misantropía se quedaron estancados el día 21. No hubo Nibiru, Planeta X ni
anillo de fotones atravesado por nuestro planeta… ni siquiera un minúsculo suicidio
masivo. ¡No hubo nada! Tuve que consolarme visitando el centro comercial como
la mayoría de la gente. Sería un poco menos
desagradable pensar que vas y que ahí te espera algo
emocionante; una horda de elfos navideños por ejemplo, o prostitutas
navideñas en su defecto. Pero no, la avenida principal estaba atascada de
tráfico, la gente está vuelta loca haciendo llamadas por celular, buscando
ofertas, eligiendo entre mil posibilidades. ¿Y qué hago yo? Tirarme al suelo en
posición fetal a mitad del centro comercial, y mejor aún si puedo bloquear las
escaleras eléctricas en pleno shock nervioso.
Atravesé las tiendas departamentales siendo rociada de
perfume una y otra vez por las azafatas, crucé filas interminables, la ambientación con remixes de villancicos y no nos
olvidemos de los hombres cuarentones disfrazados de Santa Claus y que seguro aun viven con sus madres.
No podía perder mi objetivo, procuré no perder la
concentración y me dirigí directo a Mixup. Una vez adentro comprobé que el
precio de los discos de Jenny Rivera se había disparado hasta el cielo. ¿Quién
demonios pagaría $200 por esa música y
que ni siquiera es de importación? Seguro se encuentra oculta en su yate en
aguas internacionales esperando que esa fortuna se acumule…. pero yo sé la
verdad: ella nunca murió, igual que Elvis…
-¡Psshhh! – Escuché y volteé para ver quién me psheaba,
pero no logré percibir de dónde.
-¡Psshhh! – Volteé una vez mas. El sonido provenía de un
estante, el cual estaba junto a una puerta. No había nadie, pues me encontraba
en “Mixup classico”.
Fui hasta ahí y atrás del estante había un señorcito pequeño
y chistoso que me pidió lo siguiera, enseguida entro por la puerta a un lado.
No sabía si aquello era una broma o algún acosador sexual. Pero no encontraba
el disco que quería y realmente aquel era un lugar indeseable en ese momento.
Me llevó a lo que parecía una bodega que se
interconectaba con el resto de las tiendas, caminamos hasta que llegamos a otra
bodega en donde habían mas señorcitos pequeños y chistosos como él cargando cientos
de cajas en un camión. Todos lo hacían rápidamente con ropa negra y
pasamontañas, pero en ese momento supe la verdad: eran duendes de Santa Claus,
pues sus zapatos puntiagudos con cascabeles los delataban.
-No hay mucho tiempo. ¿Qué quieres cómo regalo de
Navidad?-dijo el señorcito.
-¿Qué?
-¿No oyes? Escoge algo.
En ese momento se me vino a la mente un video que vi hace
tiempo y que podría conformar mi lista perfecta de regalos de Navidad.
-Quiero todo esto.- Le dije mientras le enseñaba el video
con mi dispositivo portátil.
Feliz Navidad. Ojala lo hayan disfrutado…. No puedo esperar a que sea mañana para jugar con
mi rana-cerebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario